TINTÍN-140214

  •         A las 0’00h del día de hoy ha salido Tintín en solemne procesión cívica, con toda la pompa y boato requeridos, desde su atemperada capilla nutricia donde se le custodia -en la nevera, no sea que se escape- durante todo el año, hasta el salón-comedor; lugar donde ocupará un lugar de honor y conforme a su rango y dignidad. Plaza de honor desde donde presidirá a lo largo de la jornada las celebraciones del día de San Valentín. El momento cumbre se alcanzará justo cuando, encaramado en su peana, corone el pastel comprado o preparado ex-profeso. Acabadas las celebraciones, a las 24’00h regresará de nuevo al frigorífico, lugar de donde salió, pasando a ocupar el hueco que tiene reservado desde hace 31 años, a saber, el primero de los dieciocho alvéolos adosados a la puerta y situados en el segundo nivel, por arriba, conforme se entra a mano derecha.
    •           Tintín, abreviatura cariñosa de Valentín, es un querubín de plástico de 6’5 cm de altura que descansa en posición vertical sobre una peana blanca, también de plástico, en forma de prisma hexagonal alargado, biselado y decorado con bajorrelieves con motivos florales.
    •           Es un amorcillo regordete. Tiene los cabellos rubios, rizados y cortados a media melena como un pequeño trovador.  Tiene mejillas sonrosadas y mofletudas. Está prácticamente desnudo ya que solo lleva puesto un cinturón de perlas blancas nacaradas, en el que está anudado, a la altura de la rabadilla, un paño de seda rosa -La materia prima del paño es pura fantasía, pero aquí queda bien. Como comprenderán los lectores es difícil hacerse una idea exacta de la textura de la tela a partir de de una pequeña muestra de plástico-. Este tul -utilizar aquí la palabra taparrabo, pienso, hubiera sido una hipérbole- deja completamente a la intemperie sus rollizas nalgas y solo cubre pudorosamente sus partes aún no pudendas.
    •           El infante está de pie, con la pierna derecha ligeramente flexionada y el brazo izquierdo terciado, sosteniendo un laúd, mientras con la mano derecha le arranca -se supone una sentida y apasionada melodía ya que tiene los ojos semicerrados en actitud de profunda concentración y la cabeza indolentemente ladeada y pensativa. Todo nos indica que le embarga una profunda y viva emoción contenida.
    •           Esta arraigada tradición está perfectamente documentada y hay una ficha que lo prueba e indica claramente la fecha de la primera celebración: 14-FEB-1981. En esa fecha Tintín fue adquirido como parte indivisible de un pastel -que coronaba- de bizcocho en forma de corazón y relleno de tres capas de: trufa, nata y yema tostada, y decorado lateralmente por una espesa capa de crocanti de avellana. Acabada está primera celebración de San Valentín, fue guardado en un sitio visible y a mano –la nevera- y alli permaneció hasta el día señalado del año siguiente, momento en el que salió de nuevo para presidir los festejos y coronar el pastel.
    •           Desde entonces este ritual se ha consolidado y convertido en una tradición renovada e ininterrumpida. En el caso de que el pastel adquirido viniese con el preceptivo angelote, automáticamente se destronaba al intruso –los angelotes destronados sirvieron durante años a mantener en forna los reflejos de los diferentes gatos que han pasado por casa – y Tintín ocupaba su tribuna presidencial en la tarta. Como curiosidad, en la fotografía que sigue, se muestra uno de los últimos angelotes que pudo ser rescatado de las afiladas garras de Toffee (NOTA: último gato de la familia, pelirrojo y de armas tomar)
    •           Así pues, a las 24’00h Tintín regresará como pide la tradición a sus cuarteles de invierno hasta el año que viene, cuando volverá a aparecer fresco y lozano.

    •           Feliz San Valentín a todos/ todas.

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