A.D.N.

Tarta de cerezas –                               CAPÍTULO – XI

  • Y el sentido del gusto apareció – como estaba postulado – pero, de la forma más simple e inesperada posible.
  • ¡ Los caminos del Señor son inescrutables !
  • Eran, … sencillamente … proteínas silábicas camufladas, que le habían pasado completamente desapercibidas durante años. Y que ahora se estaban manifestando en toda su pureza en una de esas múltiples secuencias helicoidales, plagadas de balbuceos inconexos y cacofonías incomprensibles, que la saturaban.
  • Esas partituras dodecafónicas  -triviales y sin valor aparente-  soporte habitual de las más sentidas declaraciones de amor agradecido, iban a valer su peso en oro.
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 Próxima entrega:           Capítulo-XII:   SUBLIMADO DE PIEDRA FILOSOFAL. 
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