Ingredientes:
- 120g agua
- 120g aceite de oliva
- 400g harina
- 2 cucharaditas de sal + sal marina para espolvorear (optativo)
- 20g levadura fresca o 10g de seca
Preparación:
- Ponemos en un lebrillo el aceite, el agua y la sal


- Añadimos la levadura y la desleímos


- Agregáramos toda la harina de golpe y lo trabamos


- Sacamos la masa obtenida del lebrillo y la trabajamos con las manos durante unos minutos hasta que se vea uniforme y tome elasticidad. Formamos una bola y la volvemos a introducir en el lebrillo


- La tapamos con un paño de cocina y dejamos reposar la masa 1 hora como mínimo hasta que la masa fermente y tome volumen


- Sacamos la masa, la extendemos y con un cuchillo, vamos cortando tiras que nos servirán de base para confeccionar las rosquilletas


- Tomamos, una a una, las tiras de masa y con la palma de las manos, dándoles un movimiento de rotación, vamos elaborando las rosquilletas; y las vamos colocando sobre papel de cocina en una placa de hornear


- Tapamos la placa con un paño de cocina y dejamos que las rosquilletas hagan una segunda fermentación, cojan aire y se hinchen. Retiramos la cubierta de tejido y…


- …horneamos a 180º unos 15min, hasta que las veamos ligeramente tostadas y crujientes. Apagamos el horno, lo dejamos entreabierto, con las rosquilletas dentro y esperamos a que se entibien y se puedan manipular con las manos


- Y ya están listas para su consumo o para guardarlas en un recipiente herméticamente cerrado, donde se conservarán crujientes unos días


NOTAS:
- Estas rosquilletas, eran la especialidad en una panadería del centro de Castellón. Era tal su popularidad que la gente soportaba largas colas para adquirirlas
- Las despachaba la hija de los propietarios, Margarita, apodada la Mustia, por ser una persona de carácter muy reservado y poco expresiva.
- Empaquetaba las rosquilletas, siempre en número impar, en cucuruchos de papel, con parsimonia, sin importarle el número de clientes que aguardaban turno
- Iba siempre vestida de blanco, con su delantal de volantes, que contrastaba con el color rojo subido de labios y uñas.
- Finalmente la panadería cerró en los años ochenta y la receta original se perdió
- La receta que os propongo ha sido ya probada con éxito y, su sabor y textura, se aproximan notablemente a las originales. Ni que decir que tuve la suerte de degustar en su día estas míticas rosquilletas
- Como todas las rosquilletas las podemos espolvorear con sal marina, semillas de anís, sésamo, cacahuetes molidos, granos de cáñamo, semillas de amapola, pipas de girasol o calabaza… a gusto del consumidor
- Habréis observado que la masa contiene una elevada cantidad de aceite; efectivamente, una de las características de estas rosquilletas eran su textura extra crujiente y su sabor inconfundible a aceite de oliva
- Obviamente el único aceite admisible en su elaboración es el de oliva. Podríamos utilizar cualquier otro tipo de aceite con un resultado más que notable pero desde luego ya no serían las «rosquilletas de la Mustia»