Tarta de cerezas – CAPÍTULO – XII
- … – te – A – MA – RE – TO – da – mi – vi – …
- Ahí, ahí estaba, la madre de todas las respuestas, el escurridizo y esquivo elixir de la perfección, la filosofal piedra angular de la catedral del gusto sublimada en sublime néctar espirituoso, digno del santo Grial.
- Con lágrimas en los ojos por la impagable recompensa obtenida – y la deuda contraída – temblando aún de emoción le susurró al oído de su oscuro objeto del deseo con voz queda: -¡ A … MA … RE … TO !
- Por única espuesta solo obtuvo el eco inmisericorde, el acorde monocorde, de un ronquido procedente de un púlsar lejano y familiar; prueba experimental irrefutable de que su alter ego había franqueado ya, a su entera y plena satisfacción, el umbral invisible de una dimensión superior.
NdT: alter ego: (aquí) marido
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Próxima entrega: Capítulo-XIII: DOS NOTAS DISCORDANTES
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