Ingredientes:
- patatas tempranas, de pequeño calibre
- aceite de oliva
- mantequilla
- sal, pimienta recién molidas
Preparación:
- Lavamos las patatas a fondo para quitarles toda la tierra y el polvo que pudiesen tener
- Las pelamos someramente
- Y las partimos en dos (recordemos que son de pequeño calibre)
- Ponemos a calentar el aceite en una sartén hasta que tome temperatura
- Introducimos las patatas troceadas, les damos unas vueltas a fuego vivo, bajamos el fuego al mínimo y las cubrimos con una tapa
- Las vamos dejando hacer, a fuego lento, removiendo de vez en cuando, de forma que se vayan dorando regularmente por toda la superficie
- Una vez que ya están prácticamente hechas, destapamos la sartén, escurrimos el aceite y añadimos un buen trozo de mantequilla
- Proseguimos la cocción, a fuego un poco más vivo, durante unos minutos hasta que tomen un tono dorado intenso
- Pasamos a una fuente de servir, las espolvoreamos de sal y pimienta recién molidas. A degustar recién hechas, solas, como guarnición de carne o pescado, o acompañadas de una ensalada de lechuga aliñada con una buena vinagreta a la mostaza
NOTAS:
- En vez de pelar las patatas, si la piel sale fácil, podemos rasparlas con la punta de un cuchillo afilado. Tienen así un sabor más intenso
- El resultado final depende, obviamente, de la calidad y el calibre de las patatas
- Tienen que quedar muy doradas
- Es conveniente ser generosos con el aceite para que las patatas se frían y doren de forma uniforme
- La mantequilla les da un acabado rubio y crujiente muy apetitoso, al mismo tiempo que aporta un plus de sabor a avellana muy agradable
- Lo mejor para degustarlas es acompañadas de una ensalada de lechuga y punto.
- La vinagreta la podemos aromatizar con un poco de ajo rallado, pero sin pasarse, el protagonista, no lo olvidemos, es el sabor exquisito de las patatas
- Podemos freír la piel de las patatas hasta que esté bien seca y servirla acompañando las patatas, aportara un plus de sabor y de crujiente.