Ingredientes:
- acelgas (solo utilizaremos los tallos)
- aceite suave, harina y un buen vaso de leche (para preparar salsa bechamel)
- queso Gruyere rallado
- almendra molida
- mantequilla, sal
- nueces, granadas
Preparación:
- Cortamos los tallos de las acelgas y descartamos las hojas que utilizaremos en cualquier otra preparación
- Las troceamos, procurando eliminar el máximo de fibras y membranas, y las blanqueamos en agua salada con un poco de agua, a fuego lento, unos 20′ o hasta que estén tiernas. Escurrimos y reservamos.
- Preparamos una bechamel más bien espesa con un buen chorretón de aceite y 1 cucharada sopera de harina. Mezclamos bien para que no se formen grumos
- Añadimos la leche, salpimentamos y, a fuego lento, sin dejar de remover con una cuchara de madera, esperamos a que espese. Apagamos el fuego.
- Añadimos el queso rallado…
- …y un par de cucharadas soperas de almendra molida. Mezclamos bien para homogeneizar la salsa.
- Añadimos a la salsa las pencas cocidas y escurridas. Trabamos.
- Lo pasamos a una cazuela de hornear, espolvoreamos la superficie con mas queso rallado, pan rallado y unos trocitos de mantequilla
- Lo introducimos en el horno y o gratinamos unos minutos hasta que la costra formada este bien dorada y crujiente.
- En el momento de servir espolvoreamos el plato de cada comensal con las nueces picadas y los granos de granada.
NOTAS:
- Es conveniente utilizar acelgas de tallo grande y ancho
- Es más agradable al paladar cocer las pencas un poco al dente. Mejor que nos queden un poco firmes que un poco blandas
- Podemos utilizar cualquier tipo de fruto seco de que dispongamos en la despensa
- A pesar de que los granos de granada se añaden al final para decorar, aportan tal frescura al plato que se nos hace muy difícil prescindir de ellos.
- Este plato es de origen árabe y fue muy apreciado en las cortes renacentistas. A partir del siglo XVII cayó en el olvido.